Un hombre de 64 años, con
“Mi mami está esperándolo en la casa y todos lo estamos esperando, padre”. Con mensajes como estos, a través de videollamadas, la familia de Gustavo Ayala le mandaba ánimo.
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Su hija comenta que la condición de salud de su padre era delicada. “Ingresó a la clínica Santa Laura el 12 de julio con un pronóstico reservado, con unas probabilidades de vida de casi del 0%”.
Además de tener
Quince días después de estar en la UCI, Gustavo despertó. “No reconoció su nombre, no reconoció su entorno, su espacio. No sabía que tenía familia, no se acordaba de sus hijos, de su esposa”, recalcó su hija.
Poco a poco se fue recuperando, aprendió nuevamente a comer, a sentarse y a recordar a sus familiares. Todo gracias al apoyo del personal de la salud y el amor de sus seres queridos.
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Ya está en casa recuperándose y tiene un mensaje sobre el COVID-19: “esto no es una mentira, es verdad. Lávese las manos. Si no tiene que salir a la calle, no salga. No lo tome con burla, lo que yo sufrí es terrible”.