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Hijo de Miguel Rodríguez habla de la opulencia y caída del cartel de Cali

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Hace 20 años fue desmantelado el cartel de Cali, dirigido por los hermanos Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela. William Rodríguez Abadía, hijo de Miguel, habló en exclusiva para Noticias Caracol sobre su vida de opulencia y la caída de este imperio del narcotráfico.

Después de cinco años de haber salido de una cárcel en Estados Unidos, William Rodríguez aseguró que fue amo y señor en Cali.

"Yo era como el príncipe de la ciudad. Todo giraba alrededor de nosotros en ese momento, tuve la osadía hasta de meterme al Congreso de la República a comprar conciencias", confesó.

William asumió la dirección política y jurídica del cartel de Cali, lo que lo convirtió en un hombre importante para la organización.

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"Di la guerra hasta donde pude pero era muy complicado, estábamos peleando contra un gigante. A los americanos les ganas batallas pero la guerra al final la tienes que perder", agregó.

En 1996, sufrió un atentado, en el que las seis personas que lo acompañaban murieron, sólo él sobrevivió.

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"Me cambió la vida, me di cuenta que estaba equivocado totalmente", añadió Rodríguez Abadía.

Aseguró que fue fiel a su padre Miguel y a su tío Gilberto hasta el último momento.

"Esperé durante 4 años como un soldado fiel hasta el día que montaron a mi padre al avión porque ese día sabía que mi padre había perdido una lucha por más de 20 años en contra del imperio", indicó.

Es ahí cuando se entregó y colaboró con la justicia. Decisión que, según él, fue concertada con su padre desde mucho tiempo atrás.

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"Mi padre me lo dijo, él como que se olvidó, eso fue en La Picota. Hablamos y me dijo: mijo el día que esto esté muy duro piensa en ti".

De una condena de 21 años, William Rodríguez sólo pagó cinco.

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"Pienso que la saqué barata porque cometí muchos errores, me equivoqué y tenía que pagar por esos delitos que hice", manifestó.

Rodríguez Abadía tiene claras las tres razones que hicieron que cambiara su forma de vivir la vida: "cambié esto que perseguía, unos falsos ídolos, que eran el poder el dinero y el reconocimiento y ahora los cambie por Isabela, María Paula y Ximena". 

Hoy, 20 años después de la caída del poderoso cartel de Cali, William ya no se siente un príncipe, sino un hombre normal que quiere vivir el resto de su existencia en paz.

 

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