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¡Sueño cumplido! A sus 102 años, este caleño de corazón viajará por primera vez en avión

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"Qué sorpresa tan maravillosa… lo último que me hacía falta era eso", expresó Libardo Ocampo al enterarse que por primera vez en sus 102 años de vida iba a viajar en un avión. En carro, bus y hasta caballo, recorrió diversas veredas y corregimientos como profesor de escuela. Surcar los cielos era una cuenta pendiente.

"Él es una persona de origen del campo, que en áreas rurales y fincas construía su trabajo. Es un hombre nacido en 1914, que vivió en el tiempo en que viajar en avión era para quienes tenían alto poder adquisitivo, era algo muy costoso y lo veían como un sueño que no se podía costear", cuenta José Luis Morales, familiar de don Libardo.

Este tolimense de sangre, pero valluno de corazón, reside en el barrio Villa del Sur en Cali, tiene tres hijos, cinco nietos, cinco bisnietos, y al interior del baúl de los recuerdos varias anécdotas por relatar. Sin embargo, montar una aeronave era el único anhelo aún sin cumplir.

"Cuando fuimos una vez al aeropuerto, don Libardo dijo: 'Ay, me voy a morir sin conocer un avión por dentro'. Yo me puse a pensar por qué, si él tiene 102 años y un estado de salud envidiable, no cumplirle el sueño de conocer un avión habiendo más oportunidades, ya que no es la época que le tocó a él. Entonces empecé a escribir a las aerolíneas", afirmó José Luis.

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La historia de un abuelo de más de un siglo de existencia que aún tenía un deseo pendiente captó la atención de la aerolínea Wingo, la cual contestó que estaría encantada de tenerlo como pasajero.

Este miércoles 22 de febrero quedará en la memoria del señor Ocampo, como el día en que por primera vez escuchará las turbinas de un avión desde el interior del mismo. Con el certificado médico en mano, que garantiza su óptimo estado de salud, emprenderá un viaje con rumbo a San Andrés Islas, junto a una de sus hijas y su nieta.

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"Con deseo de meterme en un avión, pero cuándo metía la mano al bolsillo decía: 'No, pues, los pesitos que tengo para qué me sirven'. Los he visto de lejos… eso es lo que me hace falta, una montadita", concluyó emocionado don Libardo en un video que envió a Wingo como forma de agradecimiento por el que calificó como "el más bello regalo" que han podido hacerle.

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