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“Callar es morir”: estremecedor relato de joven a la que papá abusó, cada semana, durante 19 años

“Callar es morir”: estremecedor relato de joven a la que papá abusó, cada semana, durante 19 años

Una vez murió su mamá, cuando Betsy Bermúdez era una quinceañera, la convirtió en su mujer bajo amenazas. “Para mí nunca hubo felicidad, nunca hubo niñez”.

“Antonio interrumpió mi vida”, narró la joven, hoy con 27 años, y dijo que “solo le decía papá delante de mis hermanos, pero de resto no”. Para ella, inocente y frágil, los abusos empezaron a los 7.

“La primera vez que abusó carnalmente de mí lo hizo en el cuarto donde él dormía con mi mamá”, recordó.

"Él entraba a mi cuarto, según él, a decirme que me iba a enseñar qué era lo que yo no tenía que dejarme hacer de los hombres. Él entraba a manosearme, él llegaba a tocarme los senos, a introducirme los dedos en la vagina, a besarme, según él, para que yo aprendiera a no dejarme tocar de los hombres, según él, para que yo aprendiera a defenderme y no ser abusada”, relató Betsy sobre su agresor.

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Nunca le contó a su madre lo que pasaba “por miedo a que no me creyera, por miedo a que se separara, porque él siempre me decía que si yo le decía a mi mamá iba a haber problemas”.

Antonio Bermúdez, de oficio soldador, aprovechaba cuando su esposa se iba a dormir. “Él lo que hacía era entrarse a mi cuarto, disque a despedirse de mí (…) Él tomaba mucho, cada ocho días, día de por medio, había un día a la semana que él siempre abusaba de mí”, recordó Betsy.

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En el 2005, antes de que falleciera la enfermera María Ana Lancheros, la madrede la joven, “les dijo a mis hermanos que no me dejaran sola, que no me dejaran viviendo con Antonio”, pero todo empeoró. 

“Me dijo que estaba asistiendo con un psicólogo, que el psicólogo le había dicho que necesitaba mucha ayuda, que él tenía que dormir con la persona que se pareciera a ella y la persona que se parecía a ella, según él, era yo”, contó Betsy, que fue obligada a ocupar la cama de su mamá.

“A mí me daba miedo que él me matara, que le hiciera algo a mi hermano, él siempre me decía que me iba a matar, que si yo algún día hablaba iba a amanecer muerta”, continuó.

Al intentar desenmascararlo frente a su familia, sostuvo, Antonio “comenzó a hacer show, comenzó a decir que yo era una mentirosa, que me estaba enfermando, que lo que me estaba haciendo daño era la muerte de mi mamá, y él salió llorando y mis hermanos se fueron detrás de él. Le creyeron a él”.

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A los 20 años intentó escapar de casa, primero con un amigo y luego sola, pero descubrió que estaba embarazada y regresó sin saber quién sería el padre de su hija.

“Lo único que le pude decir a mi familia sobre de quién era mi hija, era que era de un muchacho que tenía de novio y que lo habían matado”, recordó llorando.

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El 29 de mayo de 2012, después de la última golpiza y violación de su padre, lo denunció ante las autoridades apoyada por sus hermanos. Fue condenado en 2015, por violencia intrafamiliar y abuso sexual, a 7 y 28 años de prisión.

Son cuatro los momentos de victoria para Betsy: el primero cuando pudo denunciar formalmente a su maltratador y violador, el segundo cuando lo capturaron, el tercero el día en que la Fiscalía le dijo que la prueba de ADN mostraba que su hija no era de Antonio y el cuarto cuando lo condenaron.

¿De dónde saca fuerzas para vivir tras casi dos décadas de vivir en el infierno? “En este momento por mi hija, mi hija es el motor de mi vida”, contesta esbozando una sonrisa.

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