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Cambio extremo y sentida reflexión: emocionante celebración de cumpleaños a habitante de calle

Julio César cumplió 40 años, varios de ellos viviendo en un caño de Bogotá, pero esta vez el festejo fue realmente inolvidable. “Llegar a la calle es fácil, pero salir no”, recordó.

Julio Cesar Habitante de calle

La fundación El Banquete del Bronx, en Bogotá, compartió emocionantes imágenes de la celebración del cumpleaños número 40 de Julio César, un habitante de la calle que hace varios años convirtió un caño en su hogar.

Con globos y tambores, voluntarios de la organización lo encontraron hace unos días en la avenida Caracas y en ese momento empezó el inolvidable festejo.

Julio César, con una sonrisa que era ocultada por su larga barba y las trenzas que tenía hace 4 años, les agradeció por el gesto y no dudó en preguntar por el ponqué.

Luego, fue llevado a un lugar en el que le cortaron el cabello y lo afeitaron. Después de un baño y vestido de gala, lució orgulloso su cambio de look. En ese momento su sonrisa relució de nuevo y, además, pudo disfrutar de un paseo por un centro comercial, un almuerzo y la tan anhelada torta.

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“Mil bendiciones, que mi padre siempre los conserve y les dé esa conciencia de colaborarle a uno con ese entusiasmo de verlo a uno bien y salir adelante”, fue el mensaje que les envió a quienes ayudaron.

(Le puede interesar: Las mafias que se esconden detrás del denominado ‘Bronx’ de Medellín)

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Historia y reflexión

Durante una charla con Orlando Beltrán, presidente de la fundación El Banquete del Bronx, Julio César contó que terminó en las calles luego de dejarse llevar por la curiosidad y las malas amistades.

“Yo invité a mis amigos a comer arroz y gaseosa, ellos no comieron y yo comí. Luego, a los ocho días, fumamos y comimos y así me fui quedando en la droga hasta que llegó el punto en que ya no comía, solo la droga”, dijo.

Golpes, hambre y un peligro incesante por perder la vida es lo que se vive en las calles, dice, y recuerda que allí es donde uno se da cuenta de “lo importante que es la familia y tiene el anhelo de estar en un hogar”.

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“No es uno el que empieza a consumir, es la droga la que lo consume a uno. Le consume la familia, el amor, el cariño y pierde el afecto, ya no le importa nada”, relató.

Además, invitó a quienes lo escuchan a salir adelante porque “si se pone uno a cargar un costal ahí queda”. “Yo trabajo en un semáforo limpiando farolitas y hay gente que me colabora mucho”, puntualizó.

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