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Las medidas para contener el COVID-19, tan cambiantes como el mismo virus

Ómicron ha puesto en jaque a los gobiernos del mundo para frenar la variante que se escabulle con rapidez. Nuevas estrategias y políticas cambiantes son el panorama del planeta.

"Es precipitado considerar el COVID-19 como endemia", advierte la OMS

El mundo superó esta semana el récord de 3,4 millones de contagios por COVID-19 en un día, un número que bien refleja la capacidad de propagación de la nueva variante ómicron. La mutación puso en jaque al planeta de nuevo, no solo por el aumento exponencial de casos sino por las políticas públicas que les cuestionan a los gobiernos y que, en algunos casos, han sido confusas.

Aunque ya afrontamos dos años de pandemia y hemos aprendido lo básico para mitigarla, esta es cambiante y en consecuencia sus dinámicas de prevención y cuidado también. Sin embargo, los lineamientos establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) han trazado un camino para guiar a los países en su manejo.

El avance de ómicron ha hecho que cada país imponga o modifique medidas para intentar contener el aumento de contagios. En Europa, Alemania cambió su normativa para las cuarentenas por COVID-19. El nuevo lineamiento reduce de 14 a 10 días el aislamiento en caso de estar contagiado y este se suprime para quienes hayan estado expuestos al coronavirus si recibieron ya la dosis de refuerzo.

Las autoridades sanitarias defienden la directriz, para evitar el colapso en el sector de las labores esenciales por falta de personas.

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En Francia, el uso de tapabocas obligatorio al aire libre tuvo un revés. Un tribunal administrativo suspendió la orden por considerarla inapropiada para la libertad individual.

En Asia, Hong Kong endureció aún más el ingreso a su territorio y prohibió la escala de pasajeros provenientes de más de 150 países. La medida que entrará en vigor este domingo se implementará durante un mes y afectará a todos los países considerados de alto riesgo por las autoridades. Solo podrán ingresar a la ciudad las personas que estén vacunadas y se sometan a un aislamiento de 21 días en un hotel.

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Y de este lado del mundo, una de las medidas más estrictas conocidas por estos días fue la de la provincia de Quebec, en Canadá. Las autoridades locales estudian la imposición de un impuesto a quienes no quieran vacunarse, esto debido a la carga que supone para el sistema de salud, en cuanto a capacidad de atención y en materia económica.

Tras el anuncio, miles de habitantes de la provincia buscan vacunarse con la primera dosis, en lo que parece ser una estrategia que dio un fugaz resultado.

Del lado científico, otras vacunas fabricadas contra el COVID-19 se van abriéndose camino en varios países, como es la caso de la dosis del laboratorio estadounidense Novavax, que se convertirá en la quinta vacuna disponible en Francia y Corea del Sur tras el visto bueno de las autoridades sanitarias correspondientes.

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