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Cartel de la toga: dos congresistas cuestionados, en campaña

A pesar de ser protagonistas en uno de los peores escándalos por corrupción en la cúpula de la justicia, dos congresistas aspiran a repetir curul en las próximas elecciones. Nilton Córdoba, representante por el Chocó, y José Alfredo Gnecco Zuleta, heredero de un poderoso clan político de Valledupar, están en plena campaña electoral sin importar los serios cuestionamientos que pesan en su contra. Aquí va Pecados Electorales.

Cartel de la toga: dos congresistas cuestionados, en campaña

Por estos días, el representante a la Cámara Nilton Córdoba tiene una apretada agenda electoral. Alterna sus labores en el Capitolio con los recorridos por el Chocó en una ambiciosa campaña electoral que lo catapulte al Senado. Todo esto mientras enfrenta un juicio por corrupción ante la Corte Suprema de Justicia.

El político liberal fue uno de los protagonistas del cartel de la toga, un escándalo de corrupción que puso en capilla a cuatro exmagistrados de la Corte Suprema y a varios congresistas, entre estos, Córdoba. Aparte del juicio que enfrenta tiene otros cinco procesos judiciales, sindicado de delitos como lavado de activos, entre otros.

Gustavo Moreno fue abogado de Córdoba antes de asumir el cargo de jefe anticorrupción en la Fiscalía. Ahora, se convirtió en el principal testigo en su contra y contó la estrategia para que Córdoba no llegara a la cárcel.

“El compromiso era que la situación jurídica no se resolviera con detención en centro penitenciario. Ahí entra entonces, además, la organización corrupta en donde se instrumentaliza a través del despacho del doctor Gustavo Malo”, indicó Moreno en una diligencia ante la Fiscalía.

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En una declaración de septiembre del 2017, el exfiscal aseguró que Córdoba pagó una gruesa suma de dinero al magistrado auxiliar de la corte Camilo Ruiz para que lo beneficiara en un proceso judicial.

“Nilton, igual ahí además de los compromisos que se habían adquirido con Pacho, entrega 200 millones. Y ese dinero también se le entrega a Camilo Ruiz y Camilo Ruiz lo llama a indagatoria. Le suspende la indagatoria porque le va muy mal. Esto obviamente con complacencia del doctor Gustavo, eso si no tuviera el respaldo del doctor Gustavo Malo, ningún auxiliar no hubiera podido hacer eso”, aseguró Moreno.

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La versión de Moreno fue corroborada por el exmagistrado Ruiz, a quien la Fiscalía le avaló un principio de oportunidad. En el expediente reposa esta confesión, que fue revelada por Noticias Caracol.

“Con esas solicitudes de aplazamiento se proveían los actos o las decisiones, los autos de aplazamiento y estos eran firmados directamente por el magistrado, en este caso, Gustavo Malo, quien siempre accedía a todos y cada uno de esos aplazamientos”, dijo Ruiz en su declaración.

El exmagistrado auxiliar aseguró que su jefe Gustavo Malo -hoy en juicio- siempre tuvo un marcado interés en el caso de Córdoba. “Como también lo manifesté ante la Fiscalía era muy diciente el interés del doctor Malo en estas investigaciones, él siempre me preguntaba con un marcado interés frente a las decisiones de Nilton Córdoba y Argenis Velásquez”, aseguró.

Córdoba ha tratado de explicar la trama corrupta en la que se vio involucrado a través de su abogado Gustavo Moreno.

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“Mi relación con el doctor Gustavo Moreno solo fue una relación laboral donde lo busqué para que me defendiera en términos legales y producto de esa defensa que me iba a hacer me comprometí a pagarle una suma de dinero”, dijo el representante Córdoba en el juicio.

Nilton Córdoba corrió con tan buena suerte que su abogado terminó siendo nombrado fiscal anticorrupción. En el interrogatorio rendido ante la Fiscalía, Córdoba, sin ningún asomo de vergüenza, hizo una sorprendente confesión. Habló de un supuesto acuerdo corrupto con Moreno para meter a sus amigos en la Fiscalía a cambio de apoyar con su voto a que el exfiscal Moreno se convirtiera en Defensor del Pueblo.

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“El tema no era otro, como le digo, que yo le había pedido a él que me ayudara con unos cupitos en la Fiscalía, él me había pedido incluso cuatro hojas, estábamos ahí hablando. El tema fue exactamente ese: el querer ser Defensor del Pueblo y yo querer ayudar a unos amigos chocoanos que estaban radicados en Bogotá”, indicó.

Otro político salpicado por las confesiones de Moreno y que está en plena campaña es José Alfredo Gnecco, quien habría buscado a Moreno para que lo ayudara en los graves procesos que adelantaba la corte contra su padre, el exgobernador Lucas Gnecco. En una declaración del 2018, Moreno aseguró: “Fueron 150 millones de pesos los que yo recibí del senador José Alfredo Gnecco, su hijo, en la oficina de la calle 84 no. 7-54".

Según el abogado, su socio y amigo el exmagistrado Francisco Ricaurte le dio instrucciones claras para torpedear el proceso judicial y tratar de ayudar a Lucas Gnecco.

“Entonces, lo que me dice Pacho a mí: ‘dilate, dilate que el viejo está jodido, un señor que supera los 75 años, está en detención domiciliaria, qué vamos a joder al pobre viejo’. El tema no era jurídico, era simplemente dilatar por el conocimiento que se tenía y las dilaciones y aplazamientos que concedía el titular que era Gustavo Malo”, explicó el exfiscal Moreno.

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Contó que la estrategia corrupta que habría montado para beneficiar a políticos como Gnecco no estaba basada únicamente en intereses económicos.

“Los móviles no pueden ser solo dinero. También hay intereses políticos que se pagaban con favores. El voto en el Senado para un magistrado, el contrato en una dependencia para algún familiar cercano”, aseguró el exfiscal.

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La estrategia efectivamente funcionó, pues el magistrado Malo autorizó cuatro aplazamientos de diligencias con lo que consiguieron congelar el proceso durante casi dos años. Finalmente, cuando estalló el escándalo del cartel de la toga, Lucas Gnecco terminó condenado por cuarta vez. A pesar de la confesión de Moreno, en el caso del senador José Alfredo Gnecco la Fiscalía nunca compulsó copias y en consecuencia no se abrió investigación.

Mientras las investigaciones contra estos políticos avanzan a paso de tortuga, ellos van disparados en su intención de llegar al Senado.

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