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Yolanda descansa, pero su lucha por la eutanasia continúa

El pasado viernes, la educadora y activista de 71 años falleció plena y sonriente, tal como vivió. Fue un procedimiento sobrio y breve. Ya no hay dolor.

Yolanda Chaparro

El viernes pasado Yolanda Chaparro, la educadora y activista política de 71 años que batalló durante trece meses para que le aprobaran la muerte digna, finalmente falleció. El procedimiento fue sobrio y breve. Es la paciente número 124 en recibir la eutanasia en Colombia.

“Como la canción dice: quiero que me recuerden como la misma felicidad”. Así, lejos de dramatismos y con la certeza de su tiempo cumplido en la tierra, se despidió Yolanda Chaparro del equipo periodístico de Noticias Caracol.

Ocurrió hace una semana, cuando nos permitió entrevistarla en la intimidad de su cuarto, acompañada de su familia, a escasas horas de recibir la eutanasia. Su historia estremeció a Colombia.

Vea la entrevista:

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· La eutanasia, la última cruzada de Yolanda: “Ya no voy a estar atrapada en un cuerpo que no sirve”

“¿Está tranquila?”, le pregunté antes de empezar la charla. “Perfectamente, alegre, porque ya no voy a estar así, atrapada en un cuerpo que no sirve”.

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El viernes pasado, al caer la tarde, tal como lo había dispuesto, sin misas previas ni santos óleos porque era atea, Yolanda Chaparro finalmente se liberó de la cárcel de su cuerpo. Falleció plena y sonriente, tal como vivió, en una clínica de Bogotá tras un procedimiento relativamente breve.

Minutos antes de morir, siguiendo su última voluntad, se quedó sola en la habitación porque no quería que su familia la viera irse. Quizá sabía que lo que seguía entonces le tocaba encararlo a solas.

Hace apenas unos días, mientras desandaba su vida como educadora o militante del Partido Comunista, entre álbumes, fotografías amarillentas y mensajes de despedida, Yolanda Chaparro recordó que todo en Colombia es luchado, hasta la muerte digna.

“La lucha que hemos tenido es precisamente porque esa ley se amplíe y llegue a personas que están en estadios terminales espantosos y claman por el final del sufrimiento y no lo han logrado”, sostuvo.

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Ella misma encarnó ese sufrimiento durante los últimos trece meses por cuenta de la esclerosis lateral amiotrófica que le diagnosticaron en 2019. Agobiada por los dolores de entonces y anticipando el calvario que seguiría, desde mayo de 2020 pidió la muerte digna, pero jueces y médicos se la negaron bajo el argumento de que todavía estaba demasiado viva para morirse.

Según Yolanda, la eutanasia en Colombia solo aplica para quienes ya están bordeando las fronteras de la muerte. Y así qué gracia, decía. “La vida es un ciclo y así como uno nace implícitamente muere y hay que tomarlo como algo de la naturaleza humana sin tanto traumatismo. Y la gente que deje los apegos porque hay gente que ni puede morir por pensar en el cheque que tiene guardado”, relató.

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Vea también:

· Eutanasia en Colombia: presentarán de nuevo en el Congreso proyecto de reglamentación

Aunque logró la eutanasia, la última batalla de Yolanda Chaparro continúa. Este martes la Corte Constitucional podría seleccionar la tutela que puso para que cualquier paciente terminal pueda acceder a la muerte digna desde que lo desee. Que nadie más tenga que poner tutelas para morirse, decía Yolanda.

“El legado de Yolanda es que en el futuro el sistema de salud no le imponga a las personas ni un tiempo de vida específico ni un nivel de deterioro específico para poder acceder a la eutanasia. Y que las personas puedan decidir cómo y cuándo morir”, aseguró Lucas Correa Montoya, su abogado, en diálogo con este noticiero.

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El próximo 10 de julio la familia Chaparro tendrá las cenizas de Yolanda. En otras épocas el procedimiento tardaría apenas un día, pero en tiempos de pandemia y con las funerarias reventadas en Bogotá, es casi un milagro que sus restos se los entreguen en apenas dos semanas.

Durante la entrevista con Noticias Caracol, Yolanda dio pistas de lo que le gustaría que ocurriera con sus cenizas. Y recordó lo que pasa en Japón: “Allá hacen cosas útiles para la comunidad, por decir hacen una silla y ahí quedan las cenizas de uno. Por ejemplo, yo haría una figura de Marx con mis cenizas”.

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“Ah sí, tú harías una figura de Marx con tus cenizas, ¿y dónde la ponemos?”, le pregunté divertido. “Ah, pues allá en el Capitolio, por supuesto, dónde más”, me contestó y se echó a reír.

Así, risueña y ligera nos despidió hace ocho días. Buen viaje Yolanda, ya no hay dolor.

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